"Revelación", fotografía de Delia Panpahoy, 2013. |
La espiritualidad es agnóstica.
Agnosticismo es el reconocimiento de que a la verdad espiritual es imposible acceder por medio de las palabras o de la fe en lo que otros cuentan sobre Ella, depende pues exclusivamente de la experiencia íntima y personal de cada uno.
Agnosticismo es el reconocimiento de que a la verdad espiritual es imposible acceder por medio de las palabras o de la fe en lo que otros cuentan sobre Ella, depende pues exclusivamente de la experiencia íntima y personal de cada uno.
Por lo tanto, el agnóstico ni admite creer ni descreer en doctrinas porque deja en suspenso la creencia
en lo espiritual hasta llegar a la consecución de esa experiencia.
Esto no convierte al agnóstico en un escéptico radical ni le
lleva a vivir de espaldas al Ser espiritual. En cualquier momento el agnóstico
puede decidirse a transitar por ese camino, observar doctrinas y técnicas para
experimentarlas, pudiendo valorar qué verdades le son útiles para su propósito
y cuales no.
Leer libros, escuchar devotamente a maestros, trabajar
duramente en procesos aprendidos o dejarse llevar por mitos, rituales y simbolismos
ajenos y fuera de la comprensión no es suficiente para acceder a la Experiencia.
Nadie es consciente de su Ser espiritual con la cabeza meramente
llena de palabras sobre la espiritualidad, o fantasías elaboradas sobre esas
palabras, o sobre acciones visualizadas pero no llevadas a la práctica. Nadie
que se refleje en la palabrería o la fantasía espiritual propia o ajena se está
poniendo en camino de acceder a la experiencia espiritual.
La persona que accede por su propia experiencia a la
consciencia de su Ser espiritual solo es capaz de explicar su experiencia
individual para animar a otros a buscar la suya, no para tratar de imponer a
los demas el repetirla. El que instiga a los demas a vivir la experiencia
espiritual de una forma rígida o inflexible, siguiendo unas determinadas pautas
que se consideran infalibles, probablemente será una persona que carece de ese
acercamiento a su Ser espiritual.
Quien llega a la experiencia espiritual desde el
agnosticismo es capaz de observar con claridad los caminos, sentir con
intuición dónde el Ser le lleva y elegir con intención impecable. Y hacer de su
destello humilde una luz para todos.