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jueves, 5 de septiembre de 2013

Tiempo y Oportunidad

Espiral Numérica - Delia Panpahoy / Antuan de la Rue, 2002 - 2012.


¿Cuanto tiempo has tardado en darte cuenta que has perdido el tiempo?

¿Cuanto te ha costado reconocer que te atascas en las mismas dificultades una y otra vez, por muchas horas que te pases dándole vueltas en tu mente el solucionarlas?

El tiempo, realmente, no puede perderse. Es una ilusión creer que se pierde pues siempre está sucediendo. Pero los momentos si se desvanecen, eso es lo que nos deja la sensación de pérdida.

Las oportunidades ocurren siempre, sucesivamente, y podemos ir dejándolas pasar una y otra vez. Cada vez que dejamos pasar una oportunidad de solucionar una dificultad, una oportunidad de evolución, preparamos a la siguiente para que se haga todavía mas evidente, mas visible. porque en verdad queremos verla, tomar conciencia y superarla. Pero ¿cómo las oportunidades/dificultades se van haciendo más evidentes? Revistiéndose de dolor.

El síntoma en el cuerpo aflora con dolor. En nuestras relaciones, los sentimientos nos duelen. En nuestra vida, las situaciones nos duelen. Y no podemos desviarnos de esa llamada que se convierte en grito. Es porque es el momento. Es la oportunidad que llama de nuevo, y llama mas fuerte.

¿Es ahora que tus dificultades se muestran dolorosas? ¿Es ahora que tu cuerpo, tu alma o tu vida te duelen? Será que tu cuerpo, tu alma o tu vida te están llamando. Será que es el momento de no dejar pasar la oportunidad de trascender las dificultades y crecer con ello.

Todas nuestras dificultades o bloqueos, en cualquier ámbito de nuestra vida, el emocional, el mental, el económico o el físico, en lo creativo... Todas proceden de contratos que hemos hecho a nivel inconsciente desde la niñez. Contratos con viejas creencias, con viejas emociones y maneras de entender o resolver, expresadas por nuestro núcleo familiar y procedentes de las generaciones anteriores y ancladas mediante la cultura, la religión, la moral, la tradición. Son formas de entender la vida alejadas de lo que la vida Es y que van creando repetitivamente los síntomas que muestran, a las claras, toda esa disfuncionalidad.

Tu síntoma físico, tu enfermedad. O tu dificultad de relacionarte en pareja de una manera adecuada. O tu miedo paralizante que te impide darte en profundidad. O tus enormes dudas tan opacas que no permiten ver mas allá. O tu sentimiento de impotencia para crear la vida que quieres o como quieres. O tu recurrente fracaso laboral, económico, sentimental, de tu proyecto de vida. Todos son espejos de un "error", un contrato equivocado que firmaste y que albergas en tu interior.

Salir del error es tan sencillo como comprenderlo, compadecerlo, perdonarlo. Ponerte a fluir con lo que Eres es la inmediata consecuencia.


sábado, 12 de mayo de 2012

La ira que guardamos, la sombra y el síntoma


Estallido. Fotografía de Delia Govantes.


Un gran catalizador de síntomas en nuestro cuerpo es la ira guardada, no aceptada, escondida o no reconocida.

Alguien nos preguntó sobre esta cuestión y estos son los ejemplos que comentamos, tal vez a alguien mas le sirvan de ayuda.

La vesícula biliar suele estar relacionada con ira acumulada. Es un dicho popular ésta relación entre el temperamento iracundo y la bilis, y a la sabiduría popular hemos de recurrir para descifrar ciertas metáforas a veces. Una vesícula hinchada puede ser sinónimo de estar guardando una respuesta furibunda durante un tiempo prolongado. En algún caso puede revelar un temperamento irascible que escondemos, depende en que situaciones. El síntoma siempre revela una verdad interna, esto es algo muy importante a tener en cuenta a la hora de interpretarlos.

También es cierto que es mas fácil verlo en los demás que en uno mismo, nos resistimos con fuerza a contemplarnos en ese retrato descarnado que un síntoma puede hacer de nosotros. Pero en la comprensión y en el perdón de eso que (también) somos es donde radica la verdadera sanación.

Los problemas de dientes también pueden (y suelen) estar en relación con agresividad contenida. Cuando las encías son las afectadas es posible que esa ira provenga de viejos conflictos familiares o viejas creencias. Las encías ensangrentadas, y descarnadas, dan al afectado un aspecto fiero y violento, de animal enfurecido, y esa puede ser la imagen que este síntoma quiera devolvernos de nuestro interior. 

En la periodontitis suele haber un componente "genético", esto se puede interpretar como un traspaso generacional de esa ira de padres a hijos, se convierte en una manera "familiar" de manifestar nuestra contención. Son creencias antiguas sobre como manejar nuestra agresividad.

El "objetivo" final del síntoma es desarmarnos. El hueso y los ligamentos de los dientes comienzan a perderse hasta que terminan por caerse las piezas. Así, desdentados, ya no podemos hacer daño a nadie. Esto puede significar que albergamos una creencia de que somos intrinsecamente "malos" y que esa ira que guardamos y "rumiamos" va a ser causa de desgracia si la sacamos. Es posible que tengamos razones para no ser iracundos, pero es necesario hacer aflorar esa ira y manifestar que estamos disgustados, al menos de una manera neutra. Y, por supuesto, dejar de creernos "malos".