martes, 23 de abril de 2013

El Ser embotellado

"Luz y sombra de una flor", fotografía de Delia Panpahoy, 2013

El cuerpo material de la botellita, cristal que encierra, recibe y sostiene el agua de las emociones. Dos partes de tres el liquido del sentimiento una de tres el mineral del sustento. Tal como en la corteza de este planeta, gran Ser cósmico, tal como en el cuerpo del pequeño Ser humano.

El cuello se estira hacia el cielo, buscando la luz y la conciencia y, hete aqui, que esa conciencia florece como amapola, como un magnifico cerebro que corona la cabeza, receptor de unos sentidos fruto de la evolución de miles de millones de años y que, por fin, obtiene conciencia de Si y el don de la reflexión.

La reflexión como capacidad de comprender pero también una conciencia de la reflexión, de ser un reflejo en este pequeño ser del Gran Ser universal. Todo es reflejo de todo.

Y la proyección de la luz provoca una sombra necesariamente. Todos en este mundo, a la luz de la Gran Conciencia Universal – Sol que nos alumbra venimos a proyectar una sombra. Todo, a este lado de la creación, posee su sombra y forma parte de su unidad. Comprender esa sombra es comprender la Creación entera, la de este lado y la del otro.

El gran Sol, padre-madre universal, conciencia suprema, también habita en nosotros igual que habita en esa botellita en su centro, en nuestro centro. Eso que llamamos el plexo solar.

No podemos verlo a simple vista, pero ¡¡oh magia!! Si miramos a la sombra lo tenemos ahí radiante.

Y si seguimos mirando vemos que tal como es arriba es abajo, todo lo que la sombra es se está manifestando a la luz.

Y tal como es afuera es adentro, el paisaje que la amapola contempla también sucede en esa sombra.

Toma esta foto y observa detenidamente sus partes, cabeza, cuello, cuerpo, emociones y la sombra que proyecta, con sus insinuaciones y sus aparentes equívocos, hasta llegar al Sol interno, a la gota de luz universal.

Y después tomate a ti, observa tu cuerpo, tu conciencia floreciente en tu hermoso cerebro su capacidad de percibir la realidad externa y visible y la interna e invisible. Arrójate al mar liquido de tus emociones y deslízate suavemente hasta tu sombra, lo inconsciente, lo oscuro, lo que normalmente no quieres ver. No temas, se valiente. El premio es un Sol dorado y radiante en el centro de ti.


jueves, 4 de abril de 2013

El cuerpo o el viento

"El cuerpo o el viento", fotografía de Delia Panpahoy, 2008


Ya la niebla desciende
azul y fría como un espectro
dejando jirones de su sudario
enganchados en las esquinas del amanecer
Y desde el sueño me entro en el cuerpo
abandonado y tibio
que me recoge
con la cóncava familiaridad 
de la cuna de un niño.

Me entro
me calzo la carne que me cubre
suave y conocida carne y piel y pelo
Y entonces
el viento ya no me atraviesa porque
se interpone el cuerpo
porque
tengo la materialidad de la piedra
una cosecha de átomos que se concentra
cuajándose en mí.

Y camino
respiro
recorro
inspiro
trabajo
espiro
como
suspiro
converso
Y expiro un poco
la carne ya no me sienta tan bien
no.

Pero se va tendiendo la noche sobre la ciudad
como una inmensa pantera
envolviéndola en su oscuro terciopelo
y abrigando el silencio
Así que lentamente me desvisto
de la piel cansada, de la carne
y con la ceremonia de una sagrada ofrenda
Agradezco,
devuelvo mi cuerpo
Y dejo que me atraviese el viento.


El viaje

"Del Caos al Cosmos", acuarela de Delia Panpahoy, 2012

Hice cuanto era necesario
para iniciar el viaje
deshice las maletas a la víspera
para que todo estuviera preparado

cancelé los billetes, desescribí la lista

de lo preciso
guardé mis botas bajo la cama
y me apresté a despertar

Con los ojos cerrados de par en par

Y aquí te espero
en la parada de la luna nueva
bajo la panza de un pez

He apagado la noche para verte llegar
mientras aquí abajo cada giro es un resplandor
negativo, antimateria de constelaciones
de agujeros negros
Donde la oscuridad se espesa
con una calidad densa y caliente
de terciopelo.


martes, 2 de abril de 2013

Tres grandes noticias sobre la espiritualidad (3)

"La Vida se abre camino", fotografía de Delia Panpahoy, 2013


La espiritualidad es libre y accesible (y además es gratis). 

La experiencia del Ser espiritual es única en cada uno de nosotros, porque sólo nosotros somos los que tenemos la llave para a
cceder a ella. Podemos leer libros, hacer cursos, seguir a determinados maestros o gurús, doctrinas, normas, escuelas, religiones, pero ninguno de ellos tiene la clave. Podrán darnos ideas a poner en práctica, actitudes, visiones, impulsos. Pero ninguno de ellos será suficiente si no hacemos el trabajo sobre nosotros mismos, si nos limitamos solo a escuchar, leer o esforzarnos con determinadas prácticas.

A la experiencia espiritual se llega desde el trabajo de observación de uno mismo, desde la desidentificación del ego. Se pueden comprar técnicas, pagar a maestros o buscar la compañía de ilustrados en la materia, pero la experiencia sólo surgirá de la voluntad que pongamos en liberarnos de las ataduras a una visión chata del mundo.

Esa voluntad es solo nuestra, no nos la otorga una enseñanza ni un maestro, no nace del esfuerzo sino del corazón,

Se pueden buscar y experimentar técnicas, visiones diferentes, explicaciones que nos convenzan. Teorías y maneras de llevarlas a la práctica. Es lícito comprarlas y pagar por ellas, claro que si. El que proporciona bienes a otros pone el precio que le parece justo, es el acuerdo al que hemos llegado para que funcione la sociedad y no hay nada que reprocharl, aunque los bienes sean intangibles y los logros espirituales.

A algunos el poco o mucho precio les parece despreciable y les gusta, además, pagar un sobreprecio en disciplina y sacrificio. Tampoco está mal, la disciplina y la constancia siempre mejoran nuestra visión, incluso si lo hacemos por haber heredado una creencia masoquista sobre la vida. Hay muchos caminos y todos hablan para quienes los eligen.

Pero lo que es completamente errado es pensar que ese precio que se paga, ya sea en dinero, en tiempo, en constancia, disciplina, esfuerzo o sacrificio, es la garantía del acceso a la experiencia del Ser.

Podemos hacer miles de cursos de todo tipo, leernos la biblioteca de Alejandría de la A ala Z, viajar incesantemente buscando todas las culturas y todos los maestros posibles,retorcer nuestro cuerpo hasta el limite del yoga perfecto, sentarnos a meditar delante de una pared día si y día también comiendo poco y durmiendo menos... Podemos perseverar en la impotencia. La cantidad de cosas externas que podemos hacer no sirven de nada si no aceptamos el compromiso, somos valientes y claros y nos adentramos en la profundidad de nuestro interior.

La experiencia del Ser es sencillamente accesible desde el compromiso, desde la valentía, desde la claridad. Algo que nadie ni nada nos lo va a dar, ni pagando todo el oro del mundo.

Compromiso con nuestro Corazón, con aquello que nos impulsa desde lo profundo a relacionarnos con el mundo y con la vida desde la Unidad y la Coherencia.

Valentía para saber que hay que dejar atrás toda esa manera de vivir atrapada en los miedos y la insatisfacción. Para dar un paso adelante hacia un mundo desconocido donde intuimos que todo es diferente y nos cuesta concebir.

Claridad para hacer que las viejas creencias, discursos y patrones mentales aprendidos se diluyan y permitan que aflore nuestra Esencia. Convencimiento para decir "esto ya no lo quiero". Para que nuestras intenciones provoquen el despertar de lo creativo, provoquen la magia.

Tu compromiso, tu valentía y tu claridad, aunque no lo creas, están siempre ahí.

Tu compromiso, tu valentía y tu voluntad pertenecen al Ser igual que la vida que se abre paso por cualquier rincón ante nuestros ojos está llena, en cada latido, de compromiso, libertad y claridad . Ese poder está ahí siempre y te pertenece.

Acceder a ello ya es una primera experiencia espiritual. Te estás dejando conducir por tu Ser.

Sólo depende de ti.


Y además es gratis.


lunes, 1 de abril de 2013

Tres grandes noticias sobre la espiritualidad (2)


"Solo camino con Todo", fotografía de Delia Panpahoy, 2013.

La espiritualidad es laica. 

El laicismo consiste en mantener la independencia de las instituciones religiosas. Las instituciones religiosas, las distintas Iglesias y confesiones del mundo son organizaciones que se han construido para ejercer un poder. Este poder puede ser meramente moral y social o  o a menudo también cultural, económico y político.  Aunque han nacido al amparo de las experiencias espirituales de grandes hombres del pasado (Lao Tse, Buda, Cristo, Mahoma, Shankara, etc.) su intención no ha sido facilitar la experiencia espiritual del pueblo, sino regular y legislar la moral y las costumbres de acuerdo a unas enseñanzas que en mucho o en poco han terminado por ser malinterpretadas para adecuarlas a su ejercicio de poder.

La principal causa de la malinterpretación es que los lideres religiosos en su mayoría no han accedido a vivir su propia experiencia espiritual, sino que se han quedado en lo externo, en las palabras, en el mito. Esa superficialidad ha permitido adecuar determinadas enseñanzas espirituales al deseo de poder y control sobre las masas.

Aun así en cada gran confesión han perdurado escuelas mas o menos minoritarias que proponen una vía hacia la experiencia espiritual. Tales son el misticismo cristiano, el sufismo islámico, el zen  budista, el vedanta advaita hindú o la cábala judía (y otras muchas). Estas escuelas han podido sobrevivir al inmenso poder de las religiones porque en mayor o menor medida se han sometido a la rigidez normativa de la institución respectiva en la que están encuadradas.

Cualquiera que esté en camino de vivir su propia experiencia espiritual puede optar por vivirla siguiendo alguna de estas escuelas, y muchos de ellos se sentirán seguros y cómodos en sus preceptos un tanto rígidos. Con el tiempo algunos de ellos accederán a vivir su experiencia espiritual siguiendo esos caminos que en muchos casos recurren a una normativa severa, a una disciplina estricta y a una fe determinada sobre  visiones del mundo y observación de dogmas que provienen de la interpretación de sus maestros. Son caminos aun válidos para la experiencia, pero surgieron en otras épocas, en otros momentos distintos de la evolución de nuestra conciencia. Es por eso que sus normas, su disciplina y sus dogmas pueden ser disonantes con nuestro tiempo actual y resultar estériles para muchos que se aventuren a buscar su senda en dichas escuelas.

La buena noticia es que la espiritualidad es laica, no depende de determinadas normas ni dogmas, ni de lideres religiosos ni maestros. En la época de la información tenemos la capacidad de absorber todas las perspectivas y crear nuestra perspectiva propia.

Si admitimos que somos un vehiculo del Ser, entonces nuestro cuerpo es nuestro templo y nuestra visión conjugada con nuestra intención y nuestro amor puede ser nuestra Iglesia.  De este modo nuestra conciencia al honrar a lo divino, en su templo y en su Iglesia se convierte en el sacerdote que oficia cada día en el mundo y hacia el mundo. Y nada tiene que ver eso con una visión egocéntrica de la realidad, al contrario, se trata de aceptar que lo divino, lo Esencial, ocupa el centro de todas las personas y las cosas. 

Cada uno es sacerdote, templo, Iglesia y Dios y todos somos lo mismo. Cada uno sigue su camino en solitario, pero todos los caminos confluyen en todos. Relacionarnos con lo sagrado interno nos permitirá tener relaciones sagradas entre nosotros, con el medio, con el planeta, nos permitirá embellecer el mundo.